- Hay siete especies de tortugas marinas en todo el mundo, y cinco de ellas ponen sus huevos en Panamá.
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Tortugas Verde o Negra (Chelonia mydas): Una especie en peligro de extinción, estas tortugas son una de dos especias herbívoras.
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Tortugas Laúd (Dermochelys coriacea): Esta tortuga es la única tortuga marina sin cáscara externa ósea, es cuarto réptil más grande del mundo, y esta en grave peligro de extinción.
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Tortuga Marina Caguama (Caretta caretta): También esta en peligro de extinción, y es una de las especies más grandes de tortugas, con un peso de hasta 135 kilogramos (300 libras).
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Tortuga Golfina o Lora (Lepidochelys olivacea): Catalogado como una especie vulnerable, esta tortuga es la única que sólo visita la costa del Pacífico panameño.
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Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata): Una especie en peligro de extinción, esta tortuga se identifica por su boca en forma de pico y por su apariencia, que cambia de color según la temperatura del agua.
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Las tortugas marinas han estado en la tierra por cerca de 100 millones de años, son verdaderamente, dinosaurios modernos.
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Se les considera una especie indicadora. La salud y el tamaño de una población de tortugas marinas puede ser una indicación general de la salud de los océanos y las costas en que vivimos.
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Las tortugas marinas ponen sus huevos en forma de pirámide, alternando capas huevos, con una capa de arena.
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La temperatura de los huevos en un nido determina el sexo de las tortuguitas. Las temperaturas más altas llevan a un tiempo de incubación más corto, y por ende, que las crías sean principalmente mujeres.
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Se tarda entre 45 días a 2 meses para que los huevos de tortugas marinas salgan del cascarón, y la mayoría de los nacimientos ocurren en la noche. Si los huevos se incuban en la playa durante el día, hay una probabilidad muy pequeña de que las tortugas llegan a los océanos debido a los predadores como las aves que pueblan las orillas.
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Los seres humanos son la mayor amenaza para las tortugas marinas. Cada año las tortugas son atrapadas en redes de pesca, sus huevos saqueados para ser alimento, y las luces en nuestras costas desorientan y confunden a las tortugas que buscan poner sus huevos. Además, la basura humana en las playas atrae a los predadores no naturales de las tortugitas, tales como perros y gatos silvestres.